Soy lo que leéis. Soy lo que veis.

Hoy hace un año que nació este blog, y aunque no he podido dedicarle todo el tiempo que se merecía, no puedo sentirme más orgullosa...
Habéis hecho de él lo que es: ese es mi orgullo.
Gracias.

Para ustedes, con todo mi cariño.

Cuántas veces tocó mi alma
la mano con la que escribo,
desencadenando, unas veces, tinieblas
y otras, el canto de un amor errante.

Amé, a través de mis dedos,
en amargo papel con tempestuosas lágrimas.
Amé al doloroso amor
describiéndolo herido, sin miel, sin luna alegre.

Lloré con despedidas dibujadas a pincel,
pues los labios que debían hablar
marcharon silenciosos,
como boca de moribundo,
sin más despedida que el silencio
aunque su corazón cantara a otros labios,
sellándolos con dulces besos.

Y aún así, regresé a mí sin desandar el camino
pues aprendí que el polvoriento destino,
me enseñó a ser más fuerte golpeándome en las caídas,
y aunque con sangrante herida: amé.

Hoy puedo buscar en mi jardín de aromas
un corazón impregnado del viento del océano.
Una tierra de fértiles regresos a la alegría.
Un olor infinito a la esperanza.

Y así llegué a mí: Sin quererme me quise.
Me quise en los instantes más íntimos de soledad
donde volar y andar no era lo mismo.
Aprendí a volar con las alas del alma.
Aprendí a andar entre las piedras del corazón.

Y sigo aprendiendo...
Nunca nadie navegó sobre las mismas olas,
pero sí a manejar cada vez mejor... el timón.


Foto extraída de Google


Yo quiero mirarte

Yo quiero mirarte en las aguas verdes,
en las olas del viento de mis odas
hechas para que vivas en ellas,
donde mi corazón te vela transparente.

Yo quiero mirarte en tus manos de jazmín de plata,
donde tus caricias despertaron sutilmente,
el vivir de mi silencio dormido
quedando prendida a ti,
la claridad fragante de mi alma.

Yo quiero mirarte en la frescura de tu amor
sin imaginarla pasajera de escondidos olvidos,
desnuda, sin remordimientos ni pecados
que enturbien de amargo aire mi vida contigo.

Yo quiero mirarte con el tiempo preparado
de viejas cicatrices, sin esa amargura de la yedra
donde las heridas ya no multiplican
porque el dolor se ha transformado
en suave aroma de primavera.

Yo quiero mirarte en lo malo y en lo bueno,
en la tierra que cae y en la que no va cayendo.
En las raíces desprendidas o en las hojas del invierno.
Yo quiero mirarte para un amarte de por vida.
Yo quiero mirarte sin cascadas de te quiero.


Foto extraída de Google

Poema a mi padre.

Aquí estoy,
sin más días que los que me diste.
Sin más palabras que las que me enseñaste.
Persiguiendo, inconsciente,
otro último adiós insurgente.
Y me cuesta tanto este silencio...
que no me lloro para no llorarte.

Aquí estoy,
de comprensión pasajera,
a la espera de un resplandor a ciegas,
ya con el tiempo crecido en mí,
ya con el tiempo crecido sin ti.
Y me cuesta tanto el no tenerte,
que no te olvido para no olvidarte.

Aquí estoy,
dibujando el surco de tu rostro
para no darle fin a tu mirada
y sentir que te perdiste bajo tierra
y borrar la distancia que nos separa.
Y me cuesta tanto el no recordarte,
que hasta se olvida el olvido de olvidarte.

Aquí estoy,
no para abrir baúles de tristeza,
sino para esperarte en esta luna llena
hecha de dosis de ti mismo.
Derrochando azules primaveras.
Imaginando ver salir el sol contigo.
Y siento que, aunque no pueda alcanzarte,
sigues vivo en mí...
cuando te miro al mirarme.



A veces uno es...

Unas veces me siento
de las rosas, su esencia,
otras, hojas marchitas
que en un libro se secan.

Unas veces me siento
un marchar sin retorno,
otras, un reencuentro a la vida
esperanzada y ansiosa.

A veces uno es
la alegría del niño que juega
y otras, un campo de viejos
sembrado con penas.

Pero hoy me siento esperanza.
Hay consuelo que consuela
a este corazón que lloró,
esperando en la espera.

Me aferré a una tenue luz,
recordando otoños y primaveras.
Y no quiero llorar tristezas
ni prender mi última vela.

Me despojé de la amargura
de lo que no merece la pena.
He apagado con olvidos
los amores que queman.

Si he de vivir cuatros días
que no sean entre dolorosa ortiga,
amando y siendo amada
quiero vivirle a la vida.


Foto extraída de Google

Amarte

A la clara luz
de la luna llena,
abro mi mirar
y sé
que has plantado en mí,
el resplandor
de las estrellas.

Jardinero
de mis sueños
de nuestro amor terrenal,
tus manos
son
el tallo que hace florecer
el amor
de mi alma.

Veo en ti
el primer amanecer
el último anochecer,
esperando
a otro primero,
esperando
a otro último.
Deseando
que lo finito
se convierta en infinito.

Mientras,
compañero de mi alma,
te amo a pautas
porque así he de amarte.
Amarte,
de una forma desprendida.
Amarte,
entre Castillos
y lo cotidiano.

Amarte,
entre el despertar
y los sueños.

Soy en ti
un beso.
Eres en mí
la esencia
de esa boca que espera.

Amarte,
en el olor
de mis recuerdos,
hasta que regresas
y tu corazón,
ya atado al mío,
se hace,
sutilmente, uno.

Y así,
nos amamos
entre colores,
azul, rosa, verde...
Nos amamos
entre campanas
adornadas de cantos y rosas.
Nos amamos
entre la fértil tierra
y la tierra árida.

Yo estoy en ti.
Tú estás en mí.


Foto extraída de Google


Vengo

Vengo
del despertar de un corazón ciego
que arrastró, sin piedad,
un corazón frío.
De la certeza de un "por siempre",
a la infinita claridad
de un amor muerto.

Vengo
de la dicha amarga
que esconde derrotas
para no marchitar pensamientos;
de la que muestra cielos azules
con aromas de primavera.

Vengo
de donde no quiero sollozar
en este destierro donde me encuentro,
aunque las lágrimas
tengan razones para salir,
pero deberes para no hacerlo.

Vengo
de vaciar la arena
que dejó el mar de tus mentiras,
en el polvoriento camino del olvido.
De la negra noche del sueño
a la clara luz de la luna.

Vengo
de sentir pasar tu alegría por mi lado
y cegar a mis ojos para que no vean.
De no condenar mi vida a ti,
de aun muriendo todavía,
abro puertas... para llegar a mí.


Foto extraída de Google